CASABLANCA, Marruecos – Al final de un pasillo oscuro en la Universidad Hassan II de Casablanca, ingresé en una habitación polvorienta que contenía un extraordinario conjunto de fósiles, huesos que generaban preguntas fundamentales sobre el Spinosaurus aegyptiacus, uno de los dinosaurios más extraños jamás descubiertos.

El depredador de 16 metros de largo (más que un Tyrannosaurus rex adulto) y siete toneladas de peso tenía una gran vela en su espalda y un hocico alargado que se parecía a las fauces de un cocodrilo, erizado de dientes cónicos. Durante décadas, las reconstrucciones de su voluminoso cuerpo han terminado en una cola larga y estrecha

Los huesos de color rojo amarronado se ensamblan en una cola casi completa, la primera descubierta del Spinosaurus. Es tan grande que se necesitan cinco mesas para soportar su longitud total, y para mi sorpresa, el apéndice es similar a una paleta ósea gigante.

Descrito hoy en la revista Nature, esta cola es posiblemente la adaptación acuática más extrema jamás vista en un gran dinosaurio.  Su descubrimiento en Marruecos amplía nuestra comprensión de cómo uno de los grupos de animales terrestres más dominantes de la Tierra vivió y prosperó.

Puntales delicados de casi 61 centímetros de largo sobresalen de muchas de las vértebras que forman la cola, dándole el perfil de un remo. Al final de la cola, las protuberancias óseas que ayudan a las vértebras adyacentes se entrelazan prácticamente, dejando que la punta se ondule de un lado a otro de una manera que impulse al animal a través del agua. La adaptación probablemente lo ayudó a moverse a través del vasto ecosistema fluvial al que llamaba hogar, o incluso para lanzarse tras el enorme pez que probablemente cazaba.

“Esto era básicamente un dinosaurio que intentaba tener una cola de pez”, dice el explorador emergente de National Geographic, Nizar Ibrahim, el investigador principal que examina el fósil.

La estructura de los huesos,  junto con el modelado de arte robótico del movimiento de la cola, agregan evidencia fresca y convincente a un argumento que se ha desatado durante años entre los paleontólogos: ¿Cuánto tiempo pasó el Spinosaurus realmente nadando y, por implicación, qué tan cerca alguna vez llegaron los grandes dinosaurios depredadores a tener una vida acuática?

En el año 2014, los investigadores liderados por Ibrahim argumentaron que el depredador fue el primer dinosaurio semiacuático confirmado, una hipótesis que generó el rechazo de los compañeros que cuestionaron si el equipo del fósil de Ibrahim estaba estudiando en realidad al Spinosaurus, o incluso a un solo individuo.

En la época del Spinosaurus, hace entre 95 y 100 millones de años en el período Cretácico, varios grupos de reptiles habían evolucionado para vivir en ambientes marinos, como los ictiosaurios con forma de delfín y los plesiosaurios de cuello largo. Pero esos monstruos marinos de la era de los dinosaurios se sientan en una rama diferente del árbol genealógico de los reptiles, mientras que los verdaderos dinosaurios como el Spinosaurus se ha creído durante mucho tiempo que ha vivido sobre la superficie terrestre.

Ahora, con la evidencia de la cola recientemente analizada, hay un sólido caso que refuerza la idea de que el Spinosaurus no solo coqueteó con la orilla sino que fue capaz de realizar movimientos acuáticos completos. En conjunto, los descubrimientos publicados hoy sugieren que el Spinosaurus gigante pasó mucho tiempo bajo el agua, tal vez cazando presas como un cocodrilo masivo. “Esta cola no es ambigua”, dice el miembro del equipo Samir Zouhri, paleontólogo de la Universidad Hassan II. “Este dinosaurio nadaba”.

Otros científicos que han evaluado el nuevo estudio coinciden en que la cola deja descansar algunas dudas persistentes y fortalece el caso de un Spinosaurus semiacuático.

“Esto es ciertamente una sorpresa”, dice el paleontólogo de la Universidad de Maryland Tom Holtz, que no participó en el estudio. “El Spinosaurus es aún más extraño de lo que pensábamos”.

Huesos y bombas

La historia del Spinosaurus es casi tan inusual como la cola recién descubierta, una aventura que va desde los museos alemanes bombardeados hasta la arenisca marciana del Sahara marroquí.

Los restos de este extraño animal emergieron de las profundidades del tiempo hace más de un siglo, gracias al paleontólogo y aristócrata bávaro Ernst Freiherr Stromer von Reichenbach. De 1910 a 1914, Stromer organizó una serie de expediciones a Egipto que arrojaron docenas de fósiles, incluidas piezas de lo que más tarde se llamaría Spinosaurus aegyptiacus. En su primera descripción publicada, Stromer luchó para explicar la anatomía de la criatura, especulando que su rareza “habla de una cierta especialización”. Imaginó al animal parado sobre sus extremidades posteriores como un T. rex fuera de balance, con su larga espalda erizada de vértebras. Cuando los fósiles se exhibieron en el Museo Paleontológico de Múnich, trajeron la fama a Stromer.

Vía: National Geographic