Desde las 7:00 horas de este jueves, tiempo de la CDMX, se empezó la cobertura de la reunión de la OPEP más sus invitados en Ámsterdam, la cita mundial traía detrás suyo una serie de llamadas internacionales entre los principales productores de petróleo del mundo, por supuesto, la atención estaba centrada en los acuerdos que se pudieran tejer entre Arabia Saudita y Rusia enfrascados como están en una guerra de precios que derrumbó las cotizaciones a niveles históricos.
La meta de los países de la alianza OPEP y OPEP+ era limitar su producción en 10 millones de barriles al día y pasar de una producción global 43,8 millones de barriles diarios a 33,8 millones, ese dato no fue bien evaluado por las autoridades mexicanas.
Sin embargo, durante la conferencia matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que el país sí contribuiría con la OPEP reduciendo a partir de mayo, un 5.5 por ciento de la producción de crudo, acuerdo al que se llegó luego de entablar una conversación vía telefónica con su homólogo estadounidense, Donald Trump, quien se comprometió a hacer un recorte adicional de 250 mil barriles para compensar el aporte de México.
La Sener estimaba que en el mejor de los casos pondría en la mesa un recorte de hasta 150 mil barriles diarios, su sorpresa fue saber que, a la hora de hacer las cuentas, le tocaba poner 400 mil.
No calcularon, por ejemplo, que el recorte debería ser igual al 23% de la producción que reportaran a la reunión y bueno, al presumir montos que no existen pues el pago es mayor.
Los analistas lo tienen claro, el mercado petrolero creció de manera exagerada desde 2016 con la producción de sale en Estados Unidos, de hecho, el gas en si mismo vale cero dólares, pero los líquidos son el equivalente a petróleo de alta calidad. Este aumento en precio los puso rentables en el mercado y generó una sobreoferta que los obligó a llegar a un acuerdo: reducir entre todos 1.2 millones de barriles diarios.
Este año la sobreoferta fue peor. La producción se mantuvo al alza mientras que desde finales del año pasado la demanda fue, primero lento y luego muy rápido, a la baja. La crisis del Covid-19 tiró la demanda, se calcula que en un 60% y la OPEP y específicamente Arabia Saudita se enfrentaron con el nuevo gigante petrolero: Rusia. La reunión previa del cártel petrolero más sus invitados -conocidos como OPEP+, que incluyen a México y Rusia- tuvieron una reunión el 6 de marzo en Amsterdam, ahí se pidió un recorte de otros 1.5 millones de barriles que debería de provenir de la oferta no OPEP, al no aceptar Rusia se inició la debacle de los precios.
Esta guerra tiró el precio a 14 dólares por barril en el caso del WTI y el crudo mexicanos a 10.7 dólares. Estos niveles obligaron a los productores a una nueva reunión, que es la de este jueves. La reunión se hace por vías remotas, la sede oficial es Amsterdam y desde México participa la secretaria de Energía, Rocío Nahle; desde las instalaciones de Pemex en Villahermosa, Tabasco. El acuerdo final es bajar en un 23% la oferta y en el caso de México, dados los números presentados antes por la funcionaria mexicana, le tocaba reducir en 400 mil barriles lo que inicialmente fue aceptado, y ahí empezó el desastre del día.
En una primera ronda todos aceptan y en una segunda México, con otros dos países, piden tiempo para hacer consultas, uno de ellos es Bahreim; y a su regreso entonces dijo que no podía tomar una decisión en ese momento, tendría que consultarlo, entonces quiso corregir la base de información presentada y decir que su producción era de 1.9 millones de barriles así que su recorte los pondría en 1.5 millones de barriles diarios (mmbd). La realidad es que según los pre acuerdos de la reunión, la producción mexicana de octubre del 2019 fue de 1.67 mmbd y sobre ese numero debería hacerse el corte.
Vía: El Sol de México