Australia sufre incendios forestales de una envergadura y alcance sin precedentes que ya han devastado partes enteras de su territorio.
Estos son algunos elementos clave sobre el alcance de la catástrofe:
Tamaño
Desde septiembre de 2019 se han quemado más de 6 millones de hectáreas, el doble del tamaño de Bélgica.
En comparación, casi 2.5 millones de hectáreas se convirtieron en humo en agosto en la Amazonia.
Los incendios de 2018 en California destruyeron casi 800,000 hectáreas durante una de las peores temporadas de incendios forestales en este estado estadounidense.
Muertos
Los incendios han causado la muerte de 23 personas, según el primer ministro Scott Morrison, de las cuales 17 son en el estado de Nueva Gales del Sur, el más poblado.
El número de animales muertos ascendería a 480 millones, sólo en el estado de Nueva Gales del Sur, según un estudio de la Universidad de Sidney. Una evaluación que podría ser “considerablemente más alta”, según los especialistas.
Casas destruidas
Más de 1,500 casas han quedado reducidas a cenizas, una cifra que podría aumentar.
Ciudades enteras en los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria, en el sudeste de Australia, fueron borradas del mapa en Nochevieja.
Miles de bomberos voluntarios luchan contra estos incendios que comenzaron en septiembre.
El sábado 4 de enero el gobierno llamó a 3,000 reservistas militares, una movilización sin precedentes según la ministra de Defensa.
Condiciones extremas
Australia es el continente más propenso a los incendios que suelen ser frecuentes durante el verano, entre diciembre y febrero.
El país sufre actualmente un largo período de sequía y una subida de las temperaturas.
Desde 1910, las temperaturas han aumentado en promedio alrededor de un grado Celsius.
Según los servicios meteorológicos australianos, en 2019, el periodo de enero a noviembre fue el segundo más seco registrado desde 1902, así como el más caluroso registrado.
Gran parte de Australia experimenta una sequía prolongada debido a la falta de precipitaciones.
Paralelamente, hay fuertes vientos en todo el territorio que avivan y propagan las llamas.
Los científicos han advertido que una de las consecuencias del cambio climático es un aumento de la cantidad de días calurosos y paisajes más secos.
Estos dos factores provocan una temporada de incendios más larga y con focos más intensos.
Precedentes
En 2009, el estado de Victoria vivió un “sábado negro” con la muerte de 179 personas en el peor incendio de la historia de Australia.
El miércoles de ceniza de 1983 hubo 75 muertos en los estados de Australia Meridional y de Victoria.
Refugiados
Miles de australianos que tuvieron que dejar sus casas por los incendios se encuentran atrapados en campamentos improvisados en campos de golf o playas, convirtiéndose así en refugiados en su propio país.
En campos de golf, terrenos de críquet o zonas de juego -cualquier espacio donde haya pocos árboles-, los australianos se hacinan para resguardarse de estos violentos fuegos.
Los gigantescos fuegos han oscurecido el cielo y ciudades enteras se han visto recubiertas por capas de asfixiante humo. Las espesas nubes incluso han alcanzado a zonas de las vecinas Nueva Zelanda y Nueva Caledonia.