El Cañonero ARM Tampico, una pieza clave de los primeros enfrentamientos aeronavales en la historia de occidente fue descubierta por expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Secretaría de Marina (Semar), en Topolobampo, Sinaloa.
El doctor Roberto Junco Sánchez, titular de la Arqueología Subacuática (SAS), informó que, en la primera etapa, realizada del 30 de marzo al 2 de abril del año en curso, a bordo del Buque de Investigación Oceanográfica ARM Río Tecolutla de la Semar, se obtuvieron imágenes tridimensionales del fondo marino.
Dichas fotos, revelaron la presencia de una “anomalía”, la cual parecía ser de las dimensiones del cañonero revolucionario.
Especialistas de la subdirección de la SAS, junto con personal de la Semar, ubicaron “una tumba de guerra” que permitirá conocer más acerca del combate naval de México, y sobre la historia del legendario comandante del Tampico, Hilario Rodríguez Malpica.
Aunque se conoce poco, la Revolución Mexicana también se libró en el mar. Las más icónicas contiendas navales de aquella guerra ocurrieron entre marzo y junio de 1914, en Topolobampo.
El trabajo para recuperar este episodio de la Revolución se basa en más de una década de investigación en literatura y archivos navales de México y Estados Unidos, a cargo de un equipo integrado por el historiador Raúl Tapia Rosas, el fotógrafo Alberto Soto Villalpando y el arqueólogo Josué Guzmán Torres.
En este primer registro visual, hecho 105 años después del último avistamiento de la embarcación, se constató que ésta guarda un deterioro considerable, por lo cual se tienen planeadas futuras inmersiones a fin de realizar modelos 3D que ayuden a su monitoreo.
En la segunda etapa, realizada del 8 al 12 de septiembre, con apoyo de una nave interceptora y un magnetómetro de la Marina, los arqueólogos emprendieron un par de inmersiones “a más de 40 metros de profundidad” que confirmaron la identidad del Tampico.
La conjunción de tales fuentes documentales, con testimonios de los pescadores de Topolobampo, definió una serie de coordenadas de búsqueda que luego fueron peinadas con la sonda multihaz del ARM “Río Tecolutla”.
A diferencia de otras expediciones de la SAS, como la que conducen en Veracruz para buscar las naves del conquistador Hernán Cortés y que usa un sonar de barrido lateral, en el caso del Tampico, se empleó tecnología multihaz que, por medio de un pin acústico, emite sonidos que rebotan en grandes profundidades marinas y genera lecturas detalladas de los objetos que yacen ahí.